La historia de la moneda del Ecuador en un museo
La hoja de coca está entre las primeras monedas de intercambio y comercio que se utilizaron.
Con nostalgia, así recuerda María Simbaña los sucres con los que comercializaba sus productos hace más de 40 años en el mercado de San Francisco, en el centro de Quito.
Antes la plata alcanzaba para todo, dice doña María, mientras extrae de uno de los bolsillos de su saco algunas monedas que, a su juicio, no le alcanzan ni para pagar un pasaje de bus.
A pocos pasos de donde ella trabaja se encuentra el Museo Numismático, en las calles García Moreno y Sucre, en el Centro Histórico, donde en 1927 se fundó el edificio del Banco Central del Ecuador y hoy guarda toda la historia de la moneda ecuatoriana.
El curador Carlos Iza es el encargado de explicar a los visitantes lo que hay en las antiguas bóvedas del banco, donde reposa una colección de monedas utilizadas desde las sociedades aborígenes prehispánicas hasta finales del siglo XX, cuando en el país se produjo la transición del sucre al dólar como moneda nacional.
Según Iza, el comercio en la región se originó a partir del trueque o intercambio de productos, que en muchos casos no satisfacía a las partes por igual.
Esto habría generado la aparición de las primeras monedas de intercambio como las hojas de coca, hachas, monedas y la famosa concha Spondylus.
El museo exhibe en sus vitrinas el desarrollo de la moneda en la época colonial, desde la macuquina (moneda acuñada a mano), hasta las columnarias, o monedas perfectamente redondas, acordonadas, y con el busto del gobernante de España.
Según Iza, estas últimas fueron fabricadas en oro y plata. A las primeras se las llamaba Escudos, mientras que las otras recibían el nombre de Reales, y su valor reflejaba el peso de la misma.
El interés por conocer aún más sobre esta invaluable colección obliga a recorrer los angostos y fríos pasillos del lugar, que conducen hasta una enorme prensa de acuñación, con la cual se elaboraban las monedas de aquel entonces.
El recorrido termina con la visita de la sala Banco Central, donde las vitrinas conservan intactos los Sucres de diferente denominación.
Tan grande es la cantidad de billetes y monedas, que aún no terminamos de imaginar cuántas cosas se hubiese podido comprar con ese dinero.
Fuente : www.ppelverdadero.com.ec
18114