Las bandas de pueblo ecuatorianas perduran

La Banda del Mate fue la última en hacer uso de los instrumentos del cancionero montubio como las flautas de caña guadua y las tamboras de puerco saíno.

Foto: ultimasnoticias.ec


Aún se las puede ver y son contadas. Es posible que las que encontramos en las franjas costeras, en las cuencas bajas del Guayas y en los puntos de integración interregional, sean una supervivencia ‘esquelética’de las otrora llamativas bandas militares. Las que existen están integradas por familiares, grupos de amigos, ‘compadres’ y luthiers tradicionales.

varios ritmos. La música que interpretan es generacional, cuya particular esencia son los sanjuanitos, albazos, aires típicos, pasacalles y pasodobles, conservándose de alguna manera cierta música popular-tradicional ecuatoriana. Las bandas antiguas en la Costa ecuatoriana interpretaban música montubia y tropical de Colombia, Cuba y Panamá, este año escuchamos interpretar música de corte marcial, fúnebre, rancheras, porros, mexicanas, argentinas, colombianas y peruanas.
Hemos constatado también que quienes realizan la selección de las piezas que interpretará la banda son el director y su primer ejecutante. Los directores de estas bandas provienen en su mayoría de la Sierra y en otros casos son exclases o exsoldados que interpretaban música en las bandas militares.
De ahí que las piezas musicales andinas sean las de mayor gusto y ejecución. El cancionero musical montubio ha desaparecido. Hemos probado que la última banda que interpretaba este cancionero musical montubio fue la otrora Banda del Mate. Tonadas, baladas folclóricas, pasillos, amorfinos, alzas jotas, sanjuanitos, albazos, aires típicos, pasacalles, pasodobles y una que otra marcha constaban en el repertorio de esta banda.
La Banda del Mate fue la última en hacer uso de los instrumentos del cancionero montubio como las flautas de caña guadua y las tamboras de puerco saíno.

músicos errantes. La historia oral relata que los integrantes de las bandas de pueblo eran errantes. Que andaban de pueblo en pueblo. ‘Cantineando’. Dejando tromba y besos a las mulatas que gustaren de este tipo de ‘ejemplares’. Uno más que otro conocía al dedillo el Calendario Santoral. No había fiesta pagana ni religiosa que se perdieran aunque no fuera por unos centavos. Bastábales el mallorca. Sus trombones, trompetas, platillos y bombos eran de fuste. Se nota su presencia en corridas de toros, rodeos montubios, procesiones religiosas, desfiles cívicos, ferias cantonales.
El origen de sus primeros repertorios habrá que buscarlo en el cementerio para el Día de los Difuntos. Después de los cementerios iban a dar a las tabernas, fondas, boliches y chicherías.
Los registros documentales más antiguos que se hayan escrito sobre estas bandas de pueblo aparecen en diarios del siglo XIX. En libros de relatos de viajes.

Fuente : eldiario.ec


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