Música y chocolate
El chocolate sabe más dulce si lo comes con este tipo de música...
Foto: Carlos Pulgarin
"Una investigación de un psicólogo experimental aborda por qué cambia la percepción de los alimentos en función de lo que nos entra por el oído"
"El sonido: el sentido del sabor olvidado", así se titula una investigación del psicólogo experimental Charles Spence. En ella se muestra cómo a través del oído se puede transformar nuestra experiencia con la comida y la bebida. De este modo se puede hacer que las patatas fritas rancias tengan un sabor fresco, que el whisky tenga un toque salado y que el chocolate sepa más dulce de lo que realmente es.
Y es que, "si comes chocolate mientras escuchas sonidos agudos te sabrá más dulce, mientras que si son graves te sabrá más amargo. El oído tiene una gran importancia al comer, entre otras cosas, porque a través de él pasa uno de los nervios que van de la lengua al cerebro", explica Miguel Ángel Lurueña, tecnólogo de los alimentos y divulgador.
Literatura e investigaciones
Hasta ahora las investigaciones han abordado el sonido en el plano gastronómico desde el punto de vista del ruido que hace al introducirse en la boca o al golpear la bebida en el vaso. Pero el estudio de Spence se ha centrado en algo mucho más abstracto y misterioso: una asociación implícita entre tipos particulares de sonidos y gustos. La primera investigación se realizó con dos cervezas (una con un toque a vino). Los sujetos disfrutaron más de cada una según la música
La idea de que diferentes aromas y sabores podrían corresponder a diferentes notas musicales tiene una larga, aunque especulativa, historia. En el Londres del siglo XIX, el perfumista Septimus Piesse creó una escala de aromas en la que el Do central se combinaba con una rosa y una octava más baja con un geranio, recoge 'Quartz'. En las décadas siguientes, los novelistas retomaron la idea e inventaron en sus escritos un teclado que transmitía a través de sonidos sabores de licores ('Against Nature' de Joris-Karl Huysman), un "pianocktail" ('L'Ecume des Jours' de Boris Vian) y un órgano aromático ('Brave New World' de Aldous Huxley). Sin embargo, según Spence, el primer científico en probar el concepto fue Kristian Holt-Hansen. Utilizando las cervezas Carlsberg y Elephant (tiene un toque que la aproxima al vino) como bebidas de prueba, demostró que las personas elegían la primera si emitían a través de un sistema de sonido un tono más bajo (510-520 Hz) y si sonaba una nota ligeramente más alta (640-670 Hz) preferían la Elephant. Un caramelo agridulce se percibe un 10% más amargo si se consume escuchando un tono bajo y un 10% más dulce si el tono es más alto De este modo se demostró que cuando se reproduce el sonido correspondiente las personas consumían la que calificaron como de mejor sabor. Por improbable que parezca, un grupo de científicos canadienses replicaron con éxito el experimento en 1984, con pomelo y pepinillos en vinagre.
Sinfonía agridulce
Partiendo de estos experimentos previos, Spence decidió probar la conexión entre el tono y el sabor en 2012. Usando un caramelo agridulce, su investigación comprobó que las personas percibían el caramelo como un 10% más amargo si lo consumían mientras escuchaban un tono bajo y un 10% más dulce cuando sus auriculares emitían música de un tono más alto. Además, Spence realizó posteriormente este experimento con personas de todo el mundo y obtuvo un resultado similar. Y ahora solo queda que tú mismo pruebes en casa si notas este efecto. Coge una tableta de chocolate negro y prepara dos canciones con distinta frecuencia. ¿Notas la diferencia?
Fuente : elconfidencial.com
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